Puccini TURANDOT Nilsson, Cecchele, Tucci, Carmeli Torino 1969

Puccini .TURANDOT
Orquesta Sinfonica y Coro de Torino de la RAI - SR-1969
Director - Georges Prêtre
- ELENCO -
Turandot - Birgit Nilsson
Calaf - Gianfranco Cecchele
Liu - Gabriella Tucci
Timur - Boris Carmeli
Ping - Claudio Strudthoff
Pang - Mario Ferrara
Pong - Carlo Franzini
Mandarin - Franco Bordoni
El Emperador Altoum - Luigi Pontiggia

Sinopsis
La acción tiene lugar en Pekín, en una época indeterminada.

Acto I. (34:55)
Murallas de la Ciudad Imperial. Grandes bastiones cierran casi toda la escena formando un semicírculo. A los pies de un pórtico, sostenido por dos arcos, hay un gong de bronce. En lo alto de los bastiones, de trecho en trecho, palos con las cabezas de los ajusticiados. La plaza está llena de una pintoresca multitud china que, inmóvil, escucha al mandarín. Las murallas de la Ciudad Prohibida, la ciudad imperial. Los macizos bastiones cierran casi toda la escena en semicírculo. Sólo a la derecha se rompe éste en una enorme logia adornada por figuras talladas y esculpidas de monstruos, unicornios, aves fénix y pilastras que se sostienen sobre tortugas macizas. A los pies de la logia que descansa en dos arcos, hay un gong de sonorísimo bronce. Sobre los bastiones están plantados los palos que exponen los cráneos de los ajusticiados. A la izquierda y al fondo se abren tres gigantescas puertas en la muralla. Se abre el telón en la hora más fulgurante del anochecer. Pekín, que se extiende en lontananza, refulge dorada. La plaza está llena de una multitud pintoresca de gentes de China, que, inmóviles, escuchan las palabras de un mandarín. Desde lo alto del bastión, escoltado por la guardia tártara vestida de rojo y negro, éste lee un trágico decreto.

Acto II.
Escena I. (11:51)
Se ve un pabellón formado por una vasta tienda profusamente decorada con figuras chinas, simbólicas y fantásticas. La escena en primerísimo plano,
presenta tres aberturas: una central y dos laterales. Ping asoma la cabeza por la del centro y se dirige primero a la derecha, luego a la izquierda, y llama a sus compañeros. Estos entran, seguidos por tres siervos que llevan una linterna roja, una linterna verde y una amarilla, que dejan después en el centro de la escena, donde también colocan una mesa baja y tres escabeles. Los siervos se retiran entonces por el fondo y se quedan allí, cobijados.

Escena II. (33:47)
Entre nubes de incienso aparecen ahora los estandartes amarillos y blancos del emperador. Cuando se disipa el incienso, se ve al emperador Altoum, viejísimo, blanco, venerable y hierático. Semeja un dios que apareciese tras las nubes. La muchedumbre se postra en actitud de gran respeto. Calaf está al pie de la escalinata. Aparece la vasta plaza del palacio. Casi en el centro hay una enorme escalera de mármol que se pierde en las alturas entre arcos labrados. La escalera presenta tres amplios rellanos. Numerosos siervos colocan por todas partes linternas variopintas. La multitud, poco a poco, invade la plaza. Seguidamente pasan los ocho sapientes, altísimos y pomposos. Son viejos, casi iguales, enormes y corpulentos. Su ademán es lentísimo y simultáneo. Cada uno lleva tres rótulos de seda sellado en la mano. Son los rótulos que contienen la solución de los enigmas de Turandot.

Acto III.
Escena I. (36:23)
El jardín de palacio, vastísimo, con sus ondulados realces, césped y oscuros perfiles de divinidades en bronce, levemente iluminados desde abajo por el reflejo de los incensarios. A la derecha se eleva un pabellón al que se accede por cinco peldaños, delimitado por un toldo ricamente recamado. El pabellón es la antesala de uno de los cuerpos del palacio, el lado de las estancias de Turandot. Es de noche. Desde la lejanía llegan las voces de los heraldos que cruzan la inmensa ciudad publicando el mandato real. Otras voces cercanas y lejanas hacen eco. Sentado en los peldaños del pabellón está el príncipe Calaf. En medio del clamoroso silencio nocturno, él escucha la proclama de los heraldos, como si apenas viviera ya en la realidad.

Escena II. (3:08)
Aparece el pintoresco exterior del Palacio Imperial, todo de blanco mármol labrado, que con el reflejo rosáceo se enciende como una flor. Sobre una alta escalera en el centro de la escena está el Emperador, rodeado por la corte, por los dignatarios, por los sapientes y por los soldados. A los dos lados de la plaza, en un vasto semicírculo, la multitud.

TIEMPO TOTAL: (2:00:05) "